La base económica tradicional de La Gomera ha sido, como en el resto de las islas, la agricultura, en su doble vertiente de autoabastecimiento y de exportación por la finalidad de las producciones. Este modelo de explotación del suelo, introducido la raíz de la colonización de la isla, relaciona la ubicación de los manantiales y la humedad de las medianías con el emplazamiento de los cultivos, de manera que el espacio agrícola se localiza en los valles o barrancos que poseen agua y en las zonas húmedas que permiten el desarrollo de la agricultura de secano. Esto da lugar a un reparto desigual del poblamiento, que se sitúa en los principales valles del norte de la isla, ya que la ocupación y el desarrollo de Valle Gran Rey y de Playa Santiago es de este siglo. Los principales cultivos de secano han sido los cereales y las leguminosas, las papas y algunos frutales como la vid. En el regadío Los cultivos han evolucionado desde la caña de azúcar de los siglos XVI y XVII hasta el plátano del siglo XX, pasando por el tomate y la papa, y una parte de los cultivos de autoabastecimiento, como el maíz, y los frutales. En los años sesenta este modelo entra en crisis debido, en primer lugar, a la emigración, y posteriormente al incremento de los trasportes y comunicaciones y del desarrollo turístico, que son en la actualidad el fundamento de la economía de la Gomera.
La Gomera tiene en la actualidad unas 300 has. De viña, que se cultivan en terrenos accidentados y laderas de fuertes pendientes, en las que se han construido pequeños bancales mediante una impresionante obra de paredes de piedra seca. Se distinguen dos sistemas de cultivo, uno en las tierras más fértiles de Hermigua, Montoro, Agulo y Vallehermoso, mediante emparrados de caña, y otro en las tierras más pobres y de forma rastrera. La variedades de viña mas cultivadas son las blancas: Forastera blanca, listán blanco y marmajuelo, y en menor proporción las de listán negro y negramoll. Los vinos más frecuentes en la isla son los blancos, aunque también se elabora últimamente algo de tinto. Son en general vinos cálidos que se distinguen por su cuerpo y peculiar bouquet, que les aporta la variedad forastera blanca.